Localización

Max Estrella
C. de Santo Tomé, 6, Patio interior - Madrid
Categoría
junio 2025
julio 2025
Jul 11 - 15 2025

ARTESANTANDER

Palacio de Exposiciones y Congresos
septiembre 2025
¡No hay eventos!

Fecha

Abr 24 2025 - May 31 2025
Finalizdo!

Miler Lagos | Getsemaní: prensa de olivo

Para Miler Lagos (n. 1973, Bogotá, Colombia) el árbol es el “testigo silencioso del paso del tiempo. Es el registrador de los cambios y los acontecimientos. Es la sabiduría, la perseverancia, la resistencia y la fluidez.” Los árboles son archivos vivos: fuerza, arraigo, cuerpos que sostienen la memoria del mundo sin imponerse sobre él. Sin embargo, el hombre, en su arrogancia, se ha concedido el derecho de interrumpir ese registro. Getsemaní es el nombre de esta exposición, parte del proyecto La Reserva: una serie compuesta por grabados realizados con la técnica del intaglio a partir de troncos cortados horizontalmente. Utilizando una prensa que deja impresa la huella del árbol, las obras capturan el vestigio del tiempo, atravesado por la violencia de la máquina. En cada impresión permanecen las heridas abiertas por la motosierra, el rastro del óxido en la placa metálica.

En estas obras, Miler Lagos expone la huella de una fractura: la marca de la motosierra, la cicatriz que interrumpe la memoria, un gesto de dominación, un intento de ejercer control sobre aquello que lo precede y lo sobrevivirá. La serie evoca la agonía, la resistencia y la entrega. Getsemaní significa “prensa de aceite”, el lugar donde las aceitunas eran trituradas para extraer su esencia. Aquí, la prensa se transforma en metáfora de la violencia ejercida sobre la naturaleza y del acto de imprimir como gesto de archivo y herida.

Como un sudario, cada obra es el testimonio de lo que ha sido tocado, marcado para siempre. Si el aceite de oliva ha sido históricamente símbolo de lo sagrado, el ungüento de reyes y sacerdotes, aquí la huella es la marca de la destrucción, un residuo del acto violento de la intervención humana.

En Madrid, la obra presenta un caso particular: la impresión de un olivo milenario que murió en su traslado de Italia a España. Un árbol que resistió siglos de historia, pero que no sobrevivió a la decisión de ser arrancado de su lugar. Como en Getsemaní, donde los olivos fueron testigos de la angustia y la traición, este árbol, ungido por el tiempo, fue quebrado por la mano del hombre en su intento de poseerlo.

El olivo ha sido un símbolo de paz y resistencia en la cultura mediterránea, pero también ha sido objeto de guerras y saqueos. Ha sido la unción de los elegidos, el signo de lo sagrado en la tierra. En la antigüedad, arrasar olivares era una estrategia para debilitar a los pueblos enemigos. Hoy, la violencia ha cambiado de forma, pero no de intención: los árboles siguen siendo despojados de su lugar para convertirse en mercancía, trofeos de una modernidad que finge valorar la naturaleza mientras la somete a su voluntad.

Esta exposición es un vestigio de esa relación tóxica entre el hombre y el mundo natural. Como la prensa de aceite que desgarra el fruto para extraer su esencia, cada impresión en La Reserva es un registro del tiempo detenido, una memoria que no puede continuar, una herida que no cierra. El árbol, que antes acumulaba historia en silencio, ahora se convierte en el testimonio visible de su propia extinción. Esta exposición nos recuerda la paradoja: la humanidad protege lo que destruye, celebra lo que aniquila.

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