Una mañana, dos espacios, dos miradas sobre la escultura como lenguaje expandido. La Galería Isolina Arbulú celebra el sábado 17 de mayo una doble inauguración que pone en diálogo dos propuestas singulares: El peso del vacío, de José Juan Botella, en la Sala Negra, y una intervención escultórica de Patrick Fossey en la exposición en curso de Quique Sarzamora en la Sala Principal. Ambas se presentan al público a las 12:00 h en la sede de la galería en Marbella.

José Juan Botella: el trazo que nace de la piedra
En El peso del vacío, José Juan Botella explora los límites del dibujo y la escultura a través de un proceso de sustracción que convierte el mármol y el alabastro en líneas flotantes. La materia se reduce hasta que el vacío mismo se vuelve protagonista, componiendo estructuras que parecen suspendidas entre la solidez y la disolución.
Botella recoge el legado del dibujo expandido —con referentes como Julio González y Alexander Calder— para construir piezas donde la luz y la sombra completan la forma. Lejos de lo monumental, su obra apela a lo impermanente, a la fragilidad contenida en el equilibrio entre presencia y ausencia.
La exposición ocupará la Sala Negra, un espacio reservado a las propuestas más introspectivas del programa curatorial de la galería. Podrá visitarse hasta el 20 de junio.

Patrick Fossey: bocetos en volumen y diálogo interartístico
En paralelo, la Sala Principal acoge la intervención escultórica de Patrick Fossey dentro de la muestra de Quique Sarzamora. Fossey, conocido por su investigación sobre el dibujo como pensamiento espacial, presenta una serie de esculturas en yeso concebidas como maquetas o «bocetos tridimensionales», en los que el proceso creativo adquiere protagonismo.
Las obras, lejos de proponer una imagen acabada, evidencian tensiones entre lo gestual y lo estructural, entre lo que emerge y lo que permanece latente. Esta presencia provisional —casi arqueológica— abre un diálogo fluido con el trabajo pictórico de Sarzamora, entre tiempos y lenguajes.
La intervención se podrá visitar hasta el 30 de mayo, formando parte de un programa curatorial que apuesta por la activación crítica del espacio expositivo.