Entrevista: Daniel Domínguez Romero 

2000. La Línea de la Concepción, España Vive y trabaja entre Bilbao y La Línea de la Concepción, España Nací en el año 2000 en La Línea de la Concepción, Cádiz, España, y actualmente resido entre Bilbao y La Línea de la Concepción.

Me encuentro cursando el Máster en Pintura por la Universidad del País Vasco. Me defino como un creador versátil, “apañao”, aunque como artista prefiero denominarme indisciplinado o “indisciplinar” en vez de “artista multidisciplinar”. Mi práctica artística no tiene un rumbo preconcebido ni está anclado a disciplinas, sino que siempre busca la idoneidad para cada proyecto. Es así que me encuentro navegando entre pintura, dibujo, escultura, vídeo, poesía, instalación o performance. Mi trabajo (actualmente) se centra en explorar el lenguaje y sus límites, desde la oralidad hacia la materialidad (pictórica, escultórica, audiovisual, dibujo o escritura). Me interesa explorar la transmisión de información en la era de Internet desde una visión fluida o líquida en relación a la tradición oral y sus posibles materializaciones como obra de arte. Una investigación entre imagen y escritura en búsqueda del gesto como ente propio. De ahí proviene mi interés por las deformaciones digitales, el garabato, las abstracciones en la naturaleza y el aburrimiento como eje creativo. Comprendo lo escrito como algo que debe ser escuchado y representado visualmente, eso se refleja en mis proyectos a través de series de dibujos, pinturas, recitales de poesía performática, esculturas en escayola y papel, telas estiradas con motivos impresos, intervenciones en posters y carteles callejeros entre otras “pruebas y fantásticos errores”.

Si algún día perdiera tu lú, no podría quitarme la pena. Tela de neopreno impresa digitalmente, gesso, pintura en spray, tinta china en bastidor de madera y tensores. 2025. Fotografía cortesía de Clara García Garzón.

RV: ¿Cómo influyó tu lugar de origen, La Línea de la Concepción, en tu proceso creativo?

DD: Siempre pensé que tenía que huir del lugar donde nací. Viví un periodo de desapego hacía un espacio-tiempo concreto, que era haber nacido en La Línea de la Concepción, el lugar de España con más paro, con menos oportunidades e influenciado por el narcotráfico y el estancamiento cultural. A decir verdad, nada de eso me importaba a la hora de trabajar. Lo que me atraviesa de mi contexto es su sonido, su humedad, su familiaridad y su liquidez. Me encanta trabajar desde la ambigüedad porque siempre he vivido en la extrañeza y mi pueblo es muy extraño. Está rodeado de mar por todos lados sin ser una isla, condicionado por naturaleza a la clandestinidad, al perímetro fronterizo y a la mezcla de idiomas por estar entre Gibraltar, Marruecos y España. Era el fin del mundo antiguo, no sé. Siempre he sentido fascinación por el lugar donde nací, tuve suerte de ser de La Línea y es algo que tengo presente, es mi contexto. Un profesor de escultura que tuve en la Academia de Bellas Artes de Liubliana, en Eslovenia, me hablaba del Context Art o Arte de Contexto. Siento que es lo que realmente tiene sentido, dejarte atravesar por tu contexto y trabajar desde ahí. No hay que ser esclavo de tu contexto, sino que es un punto de partida. Hay que ir mirando atrás de vez en cuando pa´ ver de donde sales y ver por donde vas. Obviamente por eso el contexto andaluz y las hablas de mi tierra definen mi trabajo, son un punto de partida importantísimo. Creo que trabajo el lenguaje de manera visual para poder trasmitir lo que escucho a través del signo. Yo solo quiero que mi abuela vea lo que hago y todo es gracias a su habla. Le escribiré lo que haga falta.

RV: Como artista “indisciplinar”, ¿cómo decides qué medio utilizar para cada proyecto específico? ¿Hay algún criterio que guíe tu elección?

DD: Proyecto que quiero, proyecto que intento. El medio a usar lo dicta cada proyecto y yo solo hago de navaja suiza. Por ejemplo, el año pasado participé en mi primera obra de teatro. Nunca trabajé lo performativo hasta ese momento y ahora no entiendo la vida ni el arte sin la acción corporal. Gracias a esa experiencia, ahora recito poesía y dibujo lo que recito. Me refiero, siempre me han dicho que NO se puede estar cambiando, que el que mucho abarca poco aprieta. Yo prefiero la suavidad sin apretar y tener un saco muy grande lleno de mis cosas favoritas. Abarcar pero con cabeza. Dentro de la práctica artística todo cambio está permitido. Casualmente la obra en la que participé fue Comedia Sin Título de Lorca, que habla de la dualidad del lenguaje entre la verdad y la mentira, algo de relación con mi trabajo tiene. Siempre he querido recopilar las pipas que la gente tira al suelo mientras ve el fútbol en los estadios, puede esa sea mi siguiente indisciplina hacía el arte. Lo que tengo claro es que intento ser honesto conmigo mismo y con mi trabajo. Agradezco tener una buena intuición y haber educado mucho el ojo para captar rápidamente las cosas que me hacen “click”. Supongo que mi criterio es un 50/50 entre una formación artística académica y una recopilación estúpida y compulsiva de cosas que me hacen gracia de Internet.

Mî intenzionê ziempre fueron guenâ. Bolígrafo, rotulador y tinta china sobre papel reciclado. 2025. Fotografía cortesía del artista.

RV: En tu práctica, mencionas que te interesa la relación entre imagen y escritura. ¿Cómo desarrollas esta relación en tu trabajo visual?

DD: En el colegio y en el instituto me decían que tenía mala letra. Esa impureza me fascina. La letra de un doctor de renombre puede ser inteligible, que aún así mantiene una significación brutal. En el momento que descubrí que escribir es dibujar y viceversa (algo para nada notable, pero que me sirvió mucho) empecé a relacionar signos y significación desde puntos más ambiguos. ¿Acaso un texto no es una imagen de por sí? Siempre estoy atento a lo que tiene que ofrecerme la calle, desde las pegatinas hasta los pósteres de los museos, me llaman y animan a investigar. Me sirvo mucho de las posibilidades que me da la edición de imágenes en el ordenador. Escribir en una de mis libretas (que siempre tengo a mano) escanear lo escrito, deformarlo, convertilo en imagen, volver a escribir sobre ello, imprimirlo, volver a escanearlo. Ambigüedad y posibilidades.

RV: La oralidad y el lenguaje en la era de internet son temas centrales en tu obra. ¿Cómo te aproximas a estos conceptos desde una perspectiva artística?

DD: Ambos son elementos siempre entendidos como fuera de lo académico y de la intelectualidad. En cuanto le añades capas de significación y se relacionan con el mundo desde lo estético, se vuelven, potencialmente, obras de arte. Siento predilección por lo impuro y como estas temáticas lo son para algunos estratos sociales, pues los integro en mi práctica artística. Honestamente, tanto la transmisión oral como el lenguaje visto desde la perspectiva digital son lugares seguros para mí. Yo aprendo hablando, me expreso hablando, se me entiendo mejor hablando (imaginarse todo este texto pero ceceando y con acotamientos constantes de palabras) además, muchas veces creo, que todo lo que tuve que escribir, ya lo hice, y me dedico a reinterpertar lo escrito en el pasado, a editarlo o manipularlo o robar de otros textos. Yo es que siento predilección tanto por Kenneth Goldsmith como por La Niña de los Peines.

S/T. Pintura en spray, ceras, bolígrafo y rotulador sobre papel. 2024. Fotografía cortesía del artista.

RV: ¿Qué te atrae de las deformaciones digitales y los garabatos en tus obras? ¿Qué representan para ti?

DD: Para mi son lo mismo, un glitch y un garabato de Cy Tombly viven en los mismos códigos. Yo intento adentrarme en algo entre medias, aveces más hacía un lado, aveces hacía el otro. Las deformaciones, en todos sus significados, expresan contaminación, vuelvo a la idea de impuro. El vídeo de dos ancianos andaluces gritando y discutiendo junto a una valla metálica es, literalmente, una representación fidedigna de que, el habla puede ser garabato sonoro y deformación al mismo tiempo. Para mi son conceptos cercanos a la resistencia, es que me atrae luchar desde esos lugares, son míos y los entiendo como idóneos para hablar de mi contexto. (Y si, uso la palabra luchar, porque creo que ver el mundo desde posibilidades estéticas y creativas es una lucha constante con uno mismo y con el resto).

RV: ¿Cómo ves el papel del aburrimiento en tu proceso creativo y cómo lo incorporas en tus piezas?

DD: Me dí cuenta que todo lo que hago es; uno, para conseguir aburrirme en este mundo “anti-aburrimiento” y dos, para dejar de pensar. El mantra y la repetición me llevan a todo lo que comentaba antes. Hacer una cosa una y otra vez, repetir la misma charla, escribir la misma carta, gastar el rotulador haciendo “emes”. Pienso en cosas que pueden ser potencialmente aburridas de ejecutar y las hago. Seguramente sea un intento de vaciar la mente, de no tenerla rumiando todo el día. Hay que aburrirse de vez en cuando, para ello recomiendo el libro El Mono Desnudo, un muermo histórico.

Solo Show “Niebla: Yo lidio con el frío” de Daniel Domínguez Romero en Taller Voltaire Lab (Bilbao). 2025. Fotografía cortesía de Taller Voltaire Lab.

RV: Mencionas las series de dibujos y pinturas como parte de tu práctica. ¿Qué te atrae de estas técnicas tradicionales en contraste con los medios más modernos que usas?

DD: Uno siempre vuelve al mar. Mi mar es el dibujo. Movimiento de muñeca, dedos, brazo, codo, hombro, cadera y pelvis. Para mi, dibujar con papel y bolígrafo lo que deformo en un mundo digital es un proceso de liberación y de encarnación. De validación histórica supongo, un intento por pertenecer a una historia y a una continuidad en el arte. El papel y el dibujo perdurarán, la pantalla de mi Ipad pasará de moda, un buen papel nunca pasa de moda. Además, fallo mío, me integro un poco en esa idea del trabajo romántico, del esfuerzo y del empeño. Aunque trabajar duro y cansado no da más frutos que no hacerlo, aveces me apetece sentir que tengo un horario productivo y que genero materialidad. Otras veces mando a que me imprimar los dibujos, no está el patio para ir perdiendo el tiempo en dibujar todo el día, también tengo que hablar con mi madre (que casualmente, fue ella la que me enseñó a dibujar). Hay que volver al mar.

RV: ¿Qué influencias o artistas consideras que han marcado tu visión como creador versátil?

DD: Mi mayor influencia siempre ha sido mi madre, ella me enseñó que TODO en este mundo tiene posibilidades estéticas. Luego tengo que comentar una de mis influencias más importantes y una de las bases del porqué mi ojo se asombra con las mezclas extrañas y deformaciones digitales. El colectivo artístico sueco Drain Gang. Músicos, diseñadores, pintores, grafiteros, modelos y tatuadores que creaban y se nutrían entre sí. Me siento un drenaje o una red de pesca, algo que deja pasar cosas y que atrae otras. Me interesan otros muchos artistas; José Val del Omar, Pedro G. Romero, June Crespo, Cy Tombly, Raimond Pettibon, Barbaro Kruger, Lee Krasner, Miguel Hermandez,Georges Perec, Joan Miró, Paul Klee, Willem dafoe, Gata Katana, Yung Beef, Camarón, Itziar Okariz, Valcárcel Medina, Sergio Prego, Luis Gordillo, Tapies, Soledad Sevilla, Eva Lootz, David Bestué, Azucena Vieites, Gil Scot-Heron, Motherwell, Julia Spinola, Rosalía o Cristina Iglesias.

RV: ¿Hay algún proyecto reciente que sientas que ha representado un cambio importante en tu práctica artística? ¿Qué lo hace especial?

DD: Sí, diría que fue la participación en la residencia artística Tientos de 2024 la cual la realicé en Granada. Estuve un mes viviendo en Granada, rodeado de gente interesante con intereses similares a los míos. Lo interesante de esta beca es su relación con el flamenco y la poesía, algo que me atraviesa directamente. No se si representó un cambio directo en mi práctica artística pero me permitió adentrarme de lleno en la investigación en torno al lenguaje. Su carácter familiar y al mismo tiempo amparada por una institución tan importante como es la Universidad de Granada. Especialmente para mí fue volver al lugar que me vio empezar mis estudios artísticos, volver a transitar sus calles y escuchar, mirar y pensar. De ahí salieron gran cantidad de dibujos y textos nutritivos. Ha sido un empujón hacía la profesionalización. También añadiría mi participación en Una Idea de Paisaje Duplicado junto a Juan Carlos Bracho, mi primera exposición en Madrid, la cual me permitió relacionarme con agentes culturales importantes.

RV: ¿Cómo te relacionas con el concepto de lo digital en tu arte, y cómo lo integras en tu visión fluida y líquida del lenguaje?

DD: Cada vez me siento más alejado de un concepto digital del arte. Es como si relacionase lo digital con algo desfasado y lo desfasado con algo nuevo. La fluidez es algo intrínseco a la creación contemporánea, no solo de mi práctica artística, aún así, entiendo mi contexto como Generación Z. Cada vez veo menos imágenes y decido cual ver, cual reflexionar, cual interpretar. Necesito imprimir las imágenes, verlas, recortarlas, romperlas, notaras en los dedos.

Yo, zolo. Bolígrafo sobre quiniela. 2024. Fotografía cortesía del artista.

RV: ¿Cuál es el papel de la poesía y la performance en tu trabajo? ¿Te parece que estos elementos ofrecen una conexión diferente con el público?

DD: Empezar a entender mis textos como sonido, como una extensión de mi lengua y cuerdas vocales, me permite trabajar mi parte performativo. Algo que nunca imaginé. Ahora veo que se me entiende mejor cuando hablo (algo inaudito para un andaluz con acento) pero soy capaz de llevar más lejos mi práctica artística cuando hablo.

RV: ¿Cómo ves el futuro de tu práctica artística? ¿Qué nuevos desafíos o exploraciones te gustaría emprender?

DD: Como dijo Pepe Mujica, soy naturalmente optimista e intelectualmente pesimista. Tengo ganas de afrontar mi práctica artística desde nuevos puntos de vista y generar un camino a medio-corto plazo, sin dejar de lado mis aspiraciones a futuro. Me entusiasma la idea de asentarme en algún lugar y explorar y exprimir su potencial artístico. Quisiera volver a vivir en el extranjero un tiempo y relacionarme con el arte centro-europeo pero al mismo tiempo deseo volver al mediterráneo para sentirme conectado con mi parte más interna. Creo que estoy cerca de algo de elegir un camino en el arte, salir de la academia y entrar en el círculo. Mi plan a más corto plazo es generar alguna línea de trabajo más centrada en participar de la vida de galerías y muestras de arte. Llevo años buscando un punto medio entre experimentación continua y profesionalización en el arte. Me dijeron que es imposible huir de las fauces del mercado del arte y que finalmente te engullen, hasta ahora parece que mi sabor no es el gusto del mercado, algo que me tiene impaciente ese engullir o por lo menos ser participe. No sé cuando llegará pero tengo claro que no modificaré radicalmente mi práctica para que eso ocurra. Dios dirá. Nihil obstat.

RV: Para finalizar; ¿Qué artistas emergentes del panorama español recomiendas?

DD: Andrea Allgayer, Carlos Cañadas, Teresa Camacho, Lucas Marcos Barquilla, Adela Angulo, Lucia Tello, Hector Mar, Rosa Aguilar, Maya Pita Romero, Salem de Amar, Alicia Sibón, Rata de Internet, Monica Mays, Carlos Ruiz de Valbuena, Hodei Herreros. Una buena lista para.

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